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verna, se encontro circuido de innumerables gusanos
y otros bichos hedioudos; vinieron enseguida ?
osos luchando con culebras; por fin, en lo mas elevado
de una torre parecio un grande toro alado,
que echandose con furia sobre Fausto, le derriba
de su silla dejandole malparado. Asi desarzonado ?
el doctor, se silente caer en un abismo todavia mas '
hondo, recibiendo grandes heridas que le arrancan
un lastimoso grito, creyendo haber acabado todo .;
para el; mas aun no habia llegado al fin. Despues
de haber sufrido el rudo ataque de un viejo y ra- ?
bioso monote que le atormento cruelmente, toda- I
via consigue escurrirse y atraviesa sucesivamente i
una niebla tan espesa que no ve nada absoluta- J
mente; despues una tenebrosa y hedionda nube; '|
luego una aguii espesa y tempestuosa, en la que 'e
quieren sumergirle dos dragones; enseguida un ;;
espeso vapor de ardiente calina, y toca por fin el
(j
fondo del abismo que era concavo y lleno de rocas i
puntiagudas en el centro. Parose alli como si es- t
tuviera muerto, mas, sintiendose aun vivo, se \i
decide a abrir los ojos, pero no ve ni oye r.ada.
Sin embargo, despues de algunos minutos, distingue
un poco de claridad, hacia la cual se arrastra,
y por fin llega a una grande hoguera en laque ve
que se estan asando algunos ciudadanos, emperadores,
reyes, principes, senores y gente de guerra fj
a millares, todos muv bien ataviados. Este era el \
fuego del infierno. Cerca del fuego veiase una -4
grt^nde caldera llena de agua, de la que bebian E
algunos, otros se refrescaban, banandose en ella, 5^
v otros saltando de la caldera, echaban a correr a "'
calentarse al fuego. El doctor Fausto entro en el
fuego, del que quiso sacar un alma condenada, y
cuando pensaba que la tenia agarrada de la mano,
se le escurrio de golpe hacia atras. Pero ya no
le era posible permanecer por mas tiempo alli por
ei excesivo calor; y, como mirase a uno y otro
lado, ht! aqui que ve venir al dragon o sea Belzebuth
con su silla, en la que se sento Faiisto, y asi
empezo a subir.»
Los diablos, como gente bien educada, no podian
dejar de volver a Fausto la visita que les habia
hecho. Tuvo pues Fausto el insigne honor de
recibir en su casa a ios siete principes del infierno,
cuyos trajes de distinguidos visitadores describe
la leyenda con minuciosidad. Belzebuth, al que
ya conocemos, iba esta ve/ vestido de buey, con
dos espantosas orejas, y el cabello pintado de todos
colores, pero s empre con su cola de dragon.
Lucifer llevaba un traje de hombre, era cabelludo
y picoteado, y su color como de bellotas rojizas de
encina. Astaroth tenia la figura de una serpiente;
su cola colorada como los ladrillos refractarios,
dos patas muy cortas enteramente amarillas, el
vientre entre blanquecino y amarillento, el cuello
color de castana, y una punta a manera de lanza
o dardo, como el erizo, que sobresalia del resto
como dos dedos. Satan hecho un asno, tenia los
cascos de las patas largos de dos varas, llevando
la cola de gato Anabry era un perro negro y
blanco con las ovejas de ocho varas de largo.
Dythican tenia la forma de una perdiz, solo que
su cuello era enteramente verdoso y mosqueteado.
Drac parecia como u.ia llama azul con una cola
rojiza. Y por fin Belial, el mas importante de todos,
presentose en forma de elefante; tenia el espi
nazo negro, Jas orejas colgantes, los ojos llenos de
fuego, sus grandes colmillos blancos como la nieve
y la trompa de seis varas de largo. Sus Alttsas
honraron con su presencia sentandose al rededor
de la estufa de Fausto.
Con todo, esta existencia de alegria y de vanidad
no podia durar siempre. El termino fatal se
acercaba. Los veinte y cuatro anos hablan transcurrido
y a Fausto solo le quedaba un dia de vida.
En tal situacion el doctor se fue a encontrar a algunos
bachilleres y estudiantes, antiguos amigos
suyos, los reunio convidandoles a una esplendida
cena en la aldea de Ramlique, situada a media legua
de Wittembeig. Concluida la cena, dijo Fausto
a sus amigos que tenia que pedirles un favor,
que consistia en que tuviesen la bondad de dar sepultura
sagrada a su cuerpo la manana del dia
siguiente. Los estudiantes se esclamaron sorprendidos
al oir tan funebre idea, y tan mal sonante
despues de una opipara cena. Mas Fausto les explico
luego el irrevocable pacto que habia celebrado
con Meiistofeles, los terminos en que estaba
concebida la letra, pasada A la orden del diablo a
veinte y cuatro anos fecha, anadiendo que el demonio
iba k presentarsele para ser pagado con el
alma que le era debida. Los estudiantes le reprendieron
agriamente a Fausto por no haberles prevenido
a tiempo de lo que le pasaba, pues le hubieran
podido arrancar de las garras de aquel
usureio con la ayuda de buenos teologos; mas ya
era sobrado tarde. Frusto habia consumido loveinte
y cuatro anos de loca juventud que el dias
blo le tenia prestados, y preciso era que el diablo
fuese reembolsado. No le quedaba pues otro re
lurso al doctor que el tenei' pronta, su alma para
completar el cambio
Sin embargo, los estudiantes eran buenos companeros:
pondran todo su cuidado en enterrar a
su amigo: a este efecto se ofrecieron A esperar
con intrepidez a que el diablo se presei.tara.
Acepto Fausto tan generoso ofrecimiento, despidioles,
y se quedo solo encerrado en su cuarto. Entre
las doce de la noche y Iftuna de la madrugada,
sobrevino un furioso viento que hacia bambolear
la casa por sus cuatro costados; los estudiantes
creyendose perdidos, saltaron de sus lechos, animaronse
reciprocamente, y convinieron eu no salir
de su aposento. Entonces oyeron horribles silbidos
y ahullidos espantosoi, 'como si la casa estuviera
llena de serpientes, culebras y de otras
bestias ruines y asqueroscis, y en medio de los
ahullidoa, los gritos de ?socorro! al ?asesino! dados
por Fausto con pena y voz ahogada.» Restableciose
luego la calma \- todo quedo en un completo silencio
Al amanecer los estadiantes entraron intrepidos
en el cuarto del doctor; vieron su sangre
derramada por todo; sus sesos, sus ojos y algunos
dientes pegados por las paredes, su cuerpo, encontrado
fuera del cuarto, horriblemente mutilado;
aplastada la cabeza y quebrantados los huesos.
Los estudiantes, despues de reunidos estos
re.^tos, los enterraron piadosamente; y regresando
a Wittembeig, contaron alli el triste fin de su
«Oiiipanero y maestro.
vAsi concluye la historia de Fausto para ins-
»truccion de todo buen cristiano, de aquellos prinvcipalmentc
de cabeza y de sentido caprichoso y
; soberbio, loco y teineriii io, a tin de que teman u
»Dios y huyan de todo encantamiento y de todo
» hechizo del diablo v
En este breve analisis que acabo de hacer de la
leyenda alemana, ha podido observar el lector ?,
que en ella no se menta este magnifico arte, que '
desde su origen le valio a Fausto la reputacion de •
hechicero. Sin embargo, no puede dudarse de la ,
identidad del Fausto de la historia con el Fausto ;
de la leyenda. Este Juan Fausto que la biografia i
catolica nos presenta pactando con el diablo y ^
descendiendo a los infiernos, es sin ia menor duda )
el mismo Juan Fausto que con Guttemberg se di-
]
viden la gloria de haber inventado la imprenta; j
el mismo Juan Fausto que en 1462, fue a Paris
j
para ofrecer a Luis XI uno de los primeros ejemplares
de la Biblia impresa, y que, por causa de ;
esta invencion fue acusado de brujo y estuvo a
;
pu.ito de ser q.uemado vivo, Conrado Durieux, el i
historiador mas antiguo que habla de la leyenda, ;
dice expresamente, que esta fue escrita por insti-
|
gacion de los frailes, a quienes el descubrimiento , ,
de Fausto quito para siempre las lucrativas fun- i
clones de copistas. Klinger, el autor aleman de uu ?
libro titulado: las Aventuras de Fausto y su baja-
^
da alos infiernos, emite esta misma opinion. Fi- ;
nalmente y esto es lo que desvanece toda duda, ,
existen otrt s leyendas alemanas que completan la ''.
que tradujo Palma Cayet, y que afirma, que Faus-
|
to se habia dado al diablo para reparar su fortu- ^
na, arruinada por los ensayos de su invencion. \
Volvamos pues a leer la biografia de Fausto, a
-^
'
ver si el hecho de que se trata se halla oculto de- ;
bajo de algun simbolo. La leyenda, de acuerdo <
con la historia, cuenta formalmente que Fausto \
no murio solo; una mujer, y un nino que habia te
nido a^. esta, perecieiou juntamente con el, y «al
parecer en el inisuio dia. Ni la encantada Helena,
ni su iiijo de encantamiento fueron encontrados
jamas, sino que se evaporaron con el. > La mujer
(\ue vivio y murio con Fausto se llamaba Helena.
En esto no hay nada de extraordinario, dira tal
ve/ el lector esceptico, pues son muchas las mujeles
que llevan el nombre de Helena. En esto precisamente
se equivoca el lector La Helena encantada
y seducida por Fausto no era una Helena
vulgar, pero antes oigaseme.
Un dia—era un domingo—«fueron unos estu-
A^diantes, sin haber sido invitados, a casa del doc-
»tor Fausto a cenar con el, llevando consigo ciertos
manjares y vino, pues eran gente rumbosa en
/>el gasto. Asi que el vino empezo a obrar su ordinario
efecto, tratose sobre mesa de la hermosura
'de las mujeres, y uno de los comensales comenzo
»i\ decir a otro, que el no queria ver a otra mujer
hermosa sino a la bella Helena de Grecia, jiorque
su hermosura habla sido causa de la total
ruina de la ciudad de Troya, anadiendo que sin
duda debio ser muy hermosa cuando habia sido
?obada tantas veces y que por su hermosura se
>/habia grangeado tan elevada posicion »
«A esto contesto el doctor Fausto: Puesto que
/>todos deseais ver la linda persona de la reina
»Helena, esposa de Menelao e hija de Tyndano y
»de Leda, hermana de Castor y de Polux, que fue
»la mujer mas bella de la Grecia, quiero traerosla
>/aqui mismo para que veais su person.a y espiritu
ven la misma forma y talle que tenia en vida.»
«En esto el doctor previno a sus companeros
»que ninguno hablara palabra ni se menease de
»la mesa, para ir a acariciarla, y en seg-iiida salio
»fuera de la estancia.»
«En seguida volvio ca entrar Fausto siguiendole
»d3tras Helena, tan admirablemente bella, que
»los estudiantes no sabian lo que les pasaba; tales
»eran su perturbacion y transporta.»
«Dicha Helena aparecio vestida de una precio-
»sa purpura negra, caidos sus cabellos en todo su
»largo, tan finos y bellos que parecian de fino oro, |
»y tan largos que le llegaban hasta mas abajo •!
»del grueso de las pantorrillas-,
sus ojos eran ne- ,
«gros^y brillantes, su mirar dulce y amoroso, y la
;
^cabeza pequena pero bien formada, sus labios
;
»del color de cereza, con una boca pequena, el ,
»cuello largo, bien contorneado y blanco como el !
»del cisne, las mejillas eran puras rosas, el rostro ?
^bellisimo V liso y su largo busto recto y bien pro-
|
»porcionado. Finalmente no era posible encontrar ,
»en ella la menor imperfeccion Dejose ver asi an- ,
»dandopor toda la sala de la estufa con un aire i
»mono y de coqueta de tal manera que los estu-
»diantes se sintieron inflamados de amor por ella, j
»y sino que sabian que era puro espiritu, no hu- !
.bieran podido contenerse de. tocarla. De este mo- i
»do saliose Helena tras de Fausto fuera de la es -
;
»tufa.
'
»E1 espiritu, para dar gusto al Doctor Fausto ,
»con su miserable carne, presentole cerca de me-
;
»dia noche, asi que hubo despertado, la figura de i
»la bella Helena de Grecia, tal como antes la ha-
?
»bia hecho ver a los estudiantes, se la echo en I
»sus brazos con el talle enteramente igual al de
?
»entonces y con una mirada amorosa y encanta- :
»dora. Apenas el doctor Fausto se apercibio der
» objeto, se le declaro su esclavo de corazon, en
j
»»t?iiiiinos que concibio por esta tal anioi-, que la
>;tomo por su querida, coacibieudo tan ardiente
»pasion por ella, que no podia dejar de mirarla de
i »continuo, llegando a quedar en cinta de el, y
»dando a luz un nino que era las delicias de Fausto,
al qiie puso por nombre Justo Fausto. Mas asi
que llego el termino de su vida la tierra se lo
j.trago juntamente con su madre.»
?Simbolo admirable! Helena, esta criatura maravillosa
que hizo al Asia celosa de la Grecia y cuya
sonrisa produjo la Iliada. Helena aparece de golpe
k esta sala gotica ante unos estudiantes deslumhrados,
es la belleza antigua que se revela a
las futuras generaciones. Esta magia de que se
sirve Fausto para evocar a Helena, es la que se
practica en Maguncia, en Franfort, y en Estrarsburgo:
es la misma que no tardara en resucitar a
Homero, Esquuo, Platon, Tacito y Dante es la
Imprenta! El talisman de Fausto es una prensa.
Los caracteres cabalisticos de que se sirve son las
veinte y cuatro letras del alfabeto, caida una a
una de la plancha xilografica en la caja del compositor,
hechas }'a movibles.
Mas esto no es bastante No basta que el genio
de la Edad Media evoque a la belleza antigua,
preciso es que se una a ella y la fecunde. No
basta que Fausto evoque a Helena, es menester
que se junte con ella y la Laga madre.
! El nino que nace de esta union, la leyenda le
! llama Justo Fausto, pero mas tarde Goethe le res-t
iituira su verdadero nombre; le apellidara Eufo-
(
riou y en el encarna la civilizacion moderna.
Asi queda completado el simbolo La civilizaj
cion moderna nace de la fecunda aproximacion
que la imprenta opera entre el genio de la Edad
Media y ?a belleza antignia- EufovioM debe nacer (
del matrimonio de Fausto con Helena. I
La leyenda toma a Fausto de la historia y le
\
transfiiiura. En adeliinte Fausto va no es el com- '
positor que levanta la letra en un taller, no es el i
operario con las manos ennegrecidas y la blusa |
manchada que deletrea por medio de un alfabeto '
de plomo las obras maestras del pensamiento hu- '\
mano Es el mago arrogante que evocando a Helena,
les sopla a los heroes su cortesana. El inven- ;
tor de la imprenta por medio de una magnifica^ ;
metamorfosis se convierte en un encaiitador tan )
poderoso que con el auxilio de sus demonios fami- ;
liares ha conquistado al pais clasico, y despues de '
la victoria ha escogido para su lecho Ja mas her- ;
mosa. El oscuro liviil de Guttemberg se ha hecho \
el resplandeciente rival de Paris. Fausto es un su- ;
blime D. Juan amante de la suprema belleza, y ]
que no encontrandola en su al.-edeJor, por fin la i
percibe en la antiguedad, en medio de la corte de ,
los semidioses, se arroja a ella, la roba y se la
\
lleva enloquecido de la profundidad de los siglos, i
?Que estupendo drama se descubre en este simbo- i
lo creado por la imaginacion catolica! Marlowe, ]
este poeta de Ja Inglaterra calvinista, cuya obra
]